Otoño en México
Comienza el otoño en México a finales de septiembre y el calor del verano va cediendo paso a un clima más templado que permanecerá hasta fin de año. La resaca de las fiestas de independencia[1], que se reproducen en las plazas públicas de cada ciudad y de cada pueblo va pasando poco a poco. La campana de Dolores[2] retumbó en todo un país y por un momento las diferencias sociales y políticas desaparecen para hacerse uno con todos en un grito: ¡viva México! Una noche en que dejamos de ser del norte o del sur del país para volvernos mexicanos
El zócalo[3] de la ciudad de México se llena de luz por las noches de septiembre y los colores de la bandera se pueden ver en las ventanas, en taxis, comercios, en las calles. Banderas de todos los tamaños, calidad y precio se pueden comprar en cualquier lugar aunque la mayor parte de ellas son hechas en Taiwán.
En la plaza de la Constitución, la noche del 16 de septiembre se mezclan aspectos tan variados de la historia nacional que van desde los coloridos penachos aztecas[4], máscaras extravagantes de luchadores[5], hasta bigotes postizos y sombreros que emulan al célebre Emiliano Zapata, héroe de la revolución mexicana. El país donde los héroes y los mitos se funden en uno hasta volverse irreconocible. Piñatas[6], adornos de colores y música de mariachis acompañan a los paseantes de la Plaza Garibaldi[7] que disfrutan del jolgorio y de las noches de septiembre. En las casas y en las calles el pozole[8], acompañado con su “caballito”[9] de tequila es común e inundan el ambiente con su aroma tan particularmente mexicano a orégano y picante. Una fiesta familiar que va perdiendo su brillo año con año; por la inseguridad; porque los tiempos han cambiado y ahora hay que pasar por muchos filtros para poder disfrutar de los espectáculos gratuitos, rodeados de policías. Tal vez la gente cada vez siente menos que tenga algo que festejar; porque nuestro país todavía no es independiente.
El pueblo mexicano canta su dolor y su alegría y la música es parte fundamental de su identidad, así como el color y los sabores. Noviembre, mes nostálgico en el que se recuerda a los que ya no están. El dos de noviembre, mejor conocido como “día de muertos”, es una celebración que no permite olvidar a quienes estuvieron antes que nosotros, nuestros familiares y amigos... nuestros muertos. Es más común en los pueblos observar las tradiciones de las ofrendas, en las que se sirve al muerto todo aquello que le gustaba en vida: cigarros, aguardiente, mole[10], flores, música, etc. La gente pasa toda la noche acompañando a sus muertos, compartiendo con ellos la cena y el tiempo. Flores y velas adornan los panteones con su tenue luz en la larga noche. El típico pan de muerto que sólo se vende en estas fechas nos hace recordar que todo alguna vez fue diferente. Los tiempos cambian y el día de muertos tradicional se ha ido fundiendo cada vez más con el halloween americano como en su tiempo, las creencias prehispánicas se fueron fundiendo con las prácticas españolas.
En noviembre, el México de la revolución, descrito por Mariano Azuela en su novela: Los de abajo es recordado. “Tierra y libertad” era la consigna zapatista en 1910. La historia de una revolución para muchos inconclusa nos ha dado héroes en un país en el que cada vez es más difícil creer. En el imaginario colectivo mexicano se ve a Pancho Villa dirigiendo sus ejércitos en el norte, y hay quienes todavía esperan una idealizada “segunda revolución mexicana”; un verdadero cambio que no llego en el 2010, año que se celebró el bicentenario de la independencia de México y el centenario de la revolución y que para muchos era un claro presagio. Sin embargo, el 20 de noviembre, día de la revolución es recordado con un suntuoso y gris desfile militar y deportivo por las avenidas principales del centro histórico (e histérico) de México, país que idealiza su pasado con la esperanza de algún día recuperarlo.
Tzamn Arias
[1] 16 de septiembre, día que se conmemora la independencia de México de la corona española
[2] La Campana de Dolores es la campana que se tañó en la mañana del 16 de septiembre de 1810, en la localidad de Dolores, Guanajuato, México, hoy cuna de la independencia de México.
[3] Nombre con el que se conoce a la Plaza de la Constitución en la ciudad de México
[4] Adorno de plumas que sobresale en los cascos, en la cabeza de las caballerías engalanadas para fiestas reales u otras solemnidades
[5] Se conoce como lucha libre mexicana a la versión de la lucha libre profesional que se practica en México, caracterizada por su estilo de llaveo a ras de lona y aéreo, así como el uso de máscaras.
[6] Una piñata, es una olla de barro o cartón, cubierta de papel maché y adornada de papel de colores, que en su interior contiene frutas, dulces y otros premios. Se cuelga de una cuerda o algún sitio alto para ser rota con un palo y al romperse libera su contenido sobre los participantes en el juego
[7] Plaza famosa por los grupos de mariachis que ahí se reúnen, vestidos con su atuendo típico e instrumentos musicales.
[8]Es una especie de sopa hecha en base a granos de maíz de un tipo conocido comúnmente como cacahuazintle, a la que se le agrega carne de cerdo o pollo como ingrediente secundario; existen variaciones dependiendo la región, siendo algunas el pozole blanco de Guerrero y el rojo de Sinaloa, Nayarit y Jalisco.
[9] Vaso utilizado para servir tequila
[10] El término mole (del náhuatl molli o mulli) originalmente hacía referencia a cualquier salsa, y actualmente sirve para nombrar varios platillos de la cocina mexicana, específicamente a un grupo de platillos que tienen algunos elementos en común, como el hecho de prepararse a base de chiles y especias